Los factores más importantes del proceso de cultivo de uva



La uva es una de las frutas más interesantes de cultivar. Tanto el proceso como el destino (generalmente las barricas de vino) están rodeados de una cantidad de procesos, recomendaciones y hábitos milenarios que cada año se perfeccionan más con un único objetivo: lograr cada vez una uva de mejor calidad y, por tanto, mejores vinos o fruta de mesa.

Acciones como mantener un estricto control de temperatura en las instalaciones enológicas, marcar bien los tiempos de recolección, prevenir las épocas de sequía y demás protocolos son el A, B, C de cualquier plantación que trabaje la vid y la uva tanto para la industria vinícola como para el consumo como fruta.

Pese a tratarse de plantas aparentemente duras y preparadas para soportar condiciones extremas, lo cierto es que la especialización en este tipo de cultivos ha demostrado que un cuidado exquisito a las cepas de vid tiene como resultado una mayor y mejor producción, por lo que los agricultores de la uva tienen todo esto muy en cuenta para lograr los mejores rendimientos con su cosecha.


Algunos consejos sobre el cultivo de la vid

La siembra, la calidad del suelo, la arquitectura de la planta, la poda, la cosecha y el almacenamiento en las instalaciones enológicas son algunas de las variables a tener más en cuenta en todo el proceso de crecimiento, recolección, tratamiento y venta de la uva.


Cultivo

La vid es, generalmente, una planta que goza de un crecimiento óptimo en temperaturas templadas. Esto hará que en espacios más fríos haya que llevar un cuidado extremo con el control de la temperatura.

Gracias a esto, se puede observar cómo el fruto crece en el tamaño, cantidad de azúcar y color deseados. A todo ello afectan factores como las horas de exposición solar diaria, la posibilidad de que las raíces profundicen en el suelo, la fertilización o la optimización del riego.


Poda

Como casi todos los frutales, la vid experimenta dos tipos de poda: la poda de formación, cuando está creciendo y hay que crear una estructura idónea, y cuando el ejemplar ya es adulto para fomentar así el proceso de fructificación.

En ambos casos, el objetivo es preparar las cepas para generar racimos de uva que cumplan con los criterios de calidad de la empresa enológica que va a fabricar el vino o con los estándares de venta al público.


Cosecha

Cuando las plantas ya han superado los 2 o 3 años de edad, llega el momento de iniciar las cosechas. Las uvas se recogen generalmente en los meses de otoño, aunque esto es muy variable y depende de factores como el tipo de uva o las condiciones climáticas.


Instalaciones enológicas

El cuidado absoluto en la limpieza, la elaboración de protocolos y el control de la atmósfera en las instalaciones enológicas es de vital importancia para que la fruta se conserve bien durante todo el proceso de elaboración de los vinos.

Factores como mantener un control de temperatura en instalaciones enológicas o un espacio cerrado y una humedad controlada son cada vez más importantes para las empresas fabricantes de vino por lo que aportan de positivo al proceso de elaboración de sus productos.


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